Querida Alma,
Bueno ya es oficial, me he comido el pastel, o la Brownie. Sí, así en femenino. Porque no hablo del pastel literalmente, sino de la perra que apareció en nuestra vida y de la cuál aún estoy tratando de comprender en qué momento! Casi dos meses después, hay una cartilla que pone su nombre junto al mío. Yo que no quería ser madre y ya voy por dos humanos, una gata salvaje, un libro y una perra que cree ser una loba mística.
Te debes de estar divirtiendo mucho.
¿En serio crees que fue el mejor momento mandarme ese impulso al corazón y al estómago justo cuando estaba todo saltando por los aires?
Porque escucha, el algoritmo que me la enseñó por "casualidad" bien podrías usar la misma eficacia para otras cosas, eh?! Por si te sirve mi reseña.
Ya sabías que no era el mejor momento. Que era tal la rabia que estaba viviendo por dentro en esos momentos, el sostener emocionalmente a un adolescente y a un hijo que le encanta el drama -y lo vive-, quizás el sumar a una perra intensa, en celo, con ansiedad y con adicción a la calle y la comida basura, no era lo mejor. No sé, piénsalo, para cuando se te ocurra mandarme otra.
No era lo mejor.
Aún así -como dicen ahora en Instagram-, me quedé. Y respiré. Y lloré. Y di laaaaaargosss paseos. Porque eso sí, me he hecho el camino De Santiago sin salir de mi barrio, era eso o que la señora perra, me dejase sorda a aullidos.
Le busqué una nueva familia.
Porque ella estaba de paso.
O eso me decía a mí misma.
"Está de paso, le estás buscando un hogar" "Esto es solo unos días"
También atenté muuuuuucho contra mí. Porque me sentía la peor persona del mundo (sí ya sabes que cuando me meto en el drama, me ataca el que tú y yo sabemos que es el primo de Zumosol del ego (que solo lo entenderán los de mi quinta -lo del primo-) (y quienes han hecho la maestría conmigo -lo de la versión pro del ego)). Me sentía una basura andante porque no me la podía quedar emocionalmente. Quería lo mejor para ella. Para nosotros y para mí. Sin orden, todos en la misma línea de importancia.
¿Y cómo me dejaba eso de cara a los demás? Pues como una persona horrible.
Sí, sé que no tiene sentido. Porque yo solo quería darle una familia mejor, una familia que le pudiese dedicar todo el tiempo que ella necesitaba. Todo el cariño. Y que no estuviese pasando por momentos amargos y la paciencia estuviese presente en su ser. No como yo. Que directamente no tenía. No quería que al final, mis "asuntos emocionales" terminasen por pagarlo con ella. No era justo para ella. Ni para ninguno. Ni tampoco me debía de "preocupar" lo que podrían pensar de mí.
Le encontré. La familia.
A ella, la perra. También. Que se escapó dos veces y se puso a correr como si no hubiese un mañana.
Ella mamá humana, hermana perruna. Perfectas para ella. Tuvieron citas. Aunque hicieron match desde el primer minuto. Pero otra vez el pellizco en el estómago y la patata cada vez que quedábamos con ellas para que la conociesen.
¿Por qué? Si era eso lo que queríamos, no? ¡Ese era el trato!. Sacarla de donde estaba. Buscarle una familia. Y nosotros estaríamos de paso en su vida. ¿Por qué cada vez que quedamos el p**o pellizco?
Y llegó el día, que se iba con su nueva familia.
Ya lo sabes.
No pude.
No pude.
La mente, me decía que sí. Bueno, más bien, la mente gritaba, me chillaba, me decía de todo. Que otra vez no. Que por qué decía que no, cuando quería decir sí!
Que bien se habla que se digan que no y que cuesta mucho. Pero que a la inversa, cuando te has acostumbrado a decir NO, también cuesta.
La patata, no decía nada.
Solo se encogía.
No podía hablar.
Solo estaba espachurrá.
Y después de semanas... ahora sí, es oficialmente parte de la familia. Ya no se llama Brownie, no pega que en esta casa se llame Brownie. Se llama Shima Sø que significa "la estrella madre" en Cherokee, porque sí, pude ver su alma. Su pasado. Su historia. La nuestra. No es la primera vez que su alma y la mía se encuentran. Pero eso ya lo sabías. ¿La cuentas tú en tu respuesta?
Pero explícame. ¿Por qué me sigue doliendo la patata?
Att. La madre que no quería serlo.
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